Zum Inhalt springen

Agua oxigenada: aplicaciones y éxitos curativos

8,99 € inkl. MwSt. zzgl. Versandkosten
Las notables propiedades del agua oxigenada se conocen desde hace más de 150 años: tiene un efecto desinfectante y desodorante, acelera la curación de las heridas, acaba de forma fiable con todos los patógenos, también los multirresistentes, y se descompone en dos sustancias cotidianas e inofensivas: agua y oxígeno. Además, no se conocen alergias ni resistencias a esta sustancia económica y disponible libremente.
Lamentablemente, el H2O2 y sus derivados químicos han caído en el olvido, junto con las investigaciones internacionales que demuestran su eficacia. Jochen Gartz se propuso combatir esta amnesia colectiva con su libro anterior: Agua oxigenada: el remedio olvidado.
A partir de la correspondencia mantenida con los lectores, ha compilado un libro práctico en el que trata cuestiones adicionales y ejemplos de aplicación. En este libro se describen tratamientos exitosos para los siguientes casos:
• Picaduras de insectos, infecciones de herpes, heridas, verrugas, psoriasis y otras afecciones dermatológicas
• Trastornos circulatorios
• Patógenos en tejidos mucosos: garganta, pulmones, cavidad bucal o zona genital
• Enfermedades infecciosas, alergias, trastornos cardiovasculares, heridas de operaciones o fracturas óseas mediante infusión intravenosa
Los distintos éxitos de tratamiento permiten extraer una conclusión clara: ¡ya es hora de recuperar este remedio olvidado!
  • 150 Seiten
  • Buch: Softcover, Paperback
  • Ebook-Formate: Epub
  • Über Dr. habil. Jochen Gartz

    Dr. habil. Jochen Gartz (1.10.1953-15.10.2020) studierte ursprünglich ab 1972 Chemie in Merseburg, wo er 1980 mit der Dissertation abschloss. Danach arbeitete er bis 1983 in der Pharmaindustrie in Leipzig. Dort analysierte und synthetisierte er Arzneistoffe.
    Ab 1984 beschäftigte er sich langjährig mit der Bearbeitung von neuen Naturstoffen aus Pilzen (Habilitation 1989). Bei diesem Thema sind Pharmakologie und Chemie eng verknüpft. Im Rahmen dieser Arbeiten entdeckte er zusammen mit lokalen Mykologen in Südafrika und im Nordwesten der USA Pilzarten, die vorher auch der Wissenschaft noch unbekannt waren.